Empezar a profundizar el origen del teatro y la creación con los griegos solo nos sirve para situarnos en un comienzo, en un umbral, en un punto de partida concreto y no por ello el verdadero, teniendo en cuenta las grandes civilizaciones que ya se habían levantado mucho antes del siglo VIII ac, por no nombrar la cantidad de formas y rituales que ya acontecían en la misma prehistoria.
El teatro peca de peculiar, como en el resto de las artes, sufre a lo largo del tiempo distintas posiciones, sin embargo es común encontrar en los hacedores del teatro cierta mitificación.
Si nos adentramos en el ritual como una experiencia teatral, o mejor, si es el teatro el que se ritualiza, corremos el riesgo de confundir la imitación con el trance. Dentro del ritual las formas, debe suponerse, son abstraídas, no se es uno mientras se está en trance, en conexión con Dios. Este tipo de hazaña, roza para nuestro entender con pequeños y grandes peligros.
Detenernos en este punto (los rituales olvidados) puede llevarnos a caminos que se alejan de nuestra primera intención: el origen del teatro como tal, el origen del hacedor como necesidad.
Sabemos que las fiestas Dionisíacas en la que los griegos se basan para crear un teatro no sean realmente autóctonas, estas quizás deriven de la mesopotamia, mismo Dioniso es una adaptación de un Dios ya inventado. Pero es curioso como estos últimos van desentramando la lírica, los cantos que enviaron los Dioses traducido por un humano. Lo lírico, lo que de las batallas se narraban, se convierte en un canto de brindis que no tarda en convertirse a su vez en ditirambo, el canto y la acción de ofrenda se unen: el espectáculo ha comenzado, somo espectadores de una narración cantada, seguramente por varias personas (coro).
Las proezas de los guerreros, piratas en tierras ajenas va constituyendo con el tiempo la importancia de las vivencias de un héroe, remarcando a si la epopeya heroica. Se supone, y debe de ser cierto, los primeros grandes poetas, que no solo escribían, también se dedicaban al recitado de sus poemas fue teniendo cada vez más requerimiento en la aristocracia, lo que hacía apartar a estos poetas de las calles y retenerlos para si. Esto tiene cierta coherencia si observamos la civilización bajo la que se origina: Hombres libres, mujeres y esclavos reducidos a polvo, sujetos a un claro, fuerte y bien arraigado sistema heteropatriarcal. Los menos gozaban en abundancia de grandes derechos; participación en asambleas, tienen voz y voto para los magistrados y los jueces, eran propietarios de tierras y eran ellos, los aristócratas quienes disfrutaban de las artes y los deportes, la filosofía y las ciencias. Lo que nos deja la posibilidad de pensar que esta fuerte posición los lleva a crear tanto teatros como polideportivos, bibliotecas, para un público específico. De ahí que los nombres que quedan posibles para el estudio sea el de un grupo reducido de eruditos aristócratas. Sin embargo no creo que por ello, algunos se atreviesen a dejar de recitar sin pertenecer a una fecha concreta o canto específico.
Como una fecha mas o menos determinada de los inicios del concurso de poesía podría ser 533-536 ac donde ubicamos al primer posible poeta en ganar el concurso, se trata ni mas ni menos que de Tespis, al que se le a otorgado el rol del inventor de la tragedia, de él se supone que se desprende del Coro permitiendo así el diálogo, lo que le lleva al inevitable camino de la creación del primer personaje. Así pues situaríamos al primer personaje entre esos años y debemos de suponer que hasta ese momento en la historia entre ritos y mitos y alabanzas de distintas culturas no se había concienciado del mismo, aun que negar la realidad de este nos resulta absurdo.
Quizás aquellos poetas, aquellos piratas, predicadores, profetas, no considerasen la posibilidad de la mimesis, sin embargo pocas dudas se nos crean ya que seguramente en sus rasgos se registren ciertos gestos ajenos a su ser. Cualquier persona, en la narración de sus vivencias, está expuesta a la interpretación y si a ello le añadimos épocas de honor, gloria, sangre, supremacía... seguramente entendamos que aquellos poetas y predicadores recitaran con gran fuerza de expresión sus acciones ya de por si exageradas.
La mimesis, la imitación no es algo que pertenezca entonces al teatro, no es para mi entender un acto apartado de la vivencia cotidiana de las personas, no es un arte divino que tenga forma de Dios, por el contrario es terrenal.
¿Podemos entonces acertar con que del pirata se pasa al poeta y del poeta al teatro? ¿Existe entonces una necesidad de interpretar y otra de observar? ¿Es recíproca esa necesidad?
Si a todo ello respondiéramos en positivo nos queda entender que el origen reside no en el rito, si no en la destreza de las vivencias personales y ajenas que por medio de la comunicación son registradas, visualizadas en nuestra imaginación, comprendidas e incluso vivenciadas.
Si es el teatro como siempre se ha dicho; espejo de realidades; ¿es nuestro destino buscar, indagar, intentar acercarse a la verdad, comprendernos? ¿no es acaso la verdad, lo que buscamos en la poesía? ¿es entonces el afán de conseguirla un engaño, un placebo cual religión aporta a su pueblo?
Primera hipótesis: EL ESPECTÁCULO SI VIENE DEL RITO
LA TRAGEDIA O DRAMA NO
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