No existe.
A principios del siglo XX nace, de la mano de Brecht o Piscator, el denominado teatro político o del proletariado. Más adelante también surgirá el teatro social.
Son muchas las diferentes versiones e ideas que podemos encontrar sobre ambos, pero una cosa está clara: ambos integran el teatro como herramienta de lucha, ya sea social o política. El proceso imita situaciones denunciando los diferentes tipos de injusticias que en ellas se producen. Asimismo usa la representación como camino hacia la búsqueda de una solución o la ejecución de un juicio.
Tanto el teatro social como el político son el teatro de los pobres, su voz y su lugar. Sin embargo, también podemos encontrar estas disciplinas en países ricos donde la injusticia no deja de existir.
En España, más concretamente en Madrid, aparece el TEATRO DE LA ESCUCHA. Esta escuela recupera parte del legado de Boal, así como influencias de otras muchas corrientes, algunas de ellas aún en activo.
En el último año he tenido la oportunidad de estudiar en la escuela del Teatro de la Escucha, siendo varias y diversas las ideas que hoy me vienen a la cabeza. La mejor manera de contarlo será explicando el método.
El Teatro de la Escucha se basa en un esquema de trabajo que consiste en VER para luego JUZGAR y por último ACTUAR.
Analicemos detenidamente este esquema:
VER:cuando hablamos de ver nos referimos a observar la realidad, o mejor dicho, las injusticias cotidianas. Esta acción tiene como finalidad la de observar la realidad tal cual es para luego representarla. Pero, ¿Quien es capaz de hacer esto? Nadie.
El propio método es tan increíble como para ofrecer las herramientas necesarias capaces de abstraerte de tí, de tu educación, de tus prejuicios, de tu vida y colocarte como un ente totalmente neutral, pudiendo ver, transmitir y sentenciar la autentica realidad.
Dicho de otro modo, te conviertes en una especie de gurú con patas, caballero de la esencia más pura, capaz de divulgar la verdad más absoluta.
Evidentemente, cualquier representación consecuencia de esta observación estará tan diezmada como la del resto de los mortales.
JUZGAR: este es el proceso derivado y basado en la representación. Este juicio se realiza tanto por los espectadores como por los actores. Consiste en presentar y diagnosticar las diferentes opiniones y verdades que surgen a partir de la representación.
Siguiendo un pensamiento lógico cabe concluir que cualquier juicio derivado de semejante puesta en escena será un proceso truncado.
En mi opinión todos los juicios están influenciados, el problema es cuando se juzga en nombre de los oprimidos sin tener en cuenta estas influencias.
Pero hay más. El teatro de la escucha juzga las injusticias sociales desde la existencia de un oprimido y un opresor. De esta manera toda persona asistente a la función habrá de posicionarse, no vale salirse fuera, ya que lo social es todo y tú participas de ello.
A mi juicio ninguna de estas actitudes permite avanzar, pues ya está todo dicho desde el principio, eres oprimido u opresor, no hay nada que cuestionar. Nacemos culpables o victimas, no hay más opciones, si las buscan se hará un llamamiento inmediato a tu condición de habitante de un mundo horrible, donde pegas o te pegan.
Y por último llegamos a la ACCIÓN: la práctica de la verdad resultante del juicio previamente mencionado.
Como comprenderán a estas alturas de partido la VERDAD y su consiguiente ACCIÓN se encuentran demasiado intoxicadas. Una observación diezmada más un juicio incuestionable generan una verdad falsa.
Pero lo peor de todo no es esto sino el hecho de que este trabajo se haga en nombre de los que están realmente jodidos, de los que lo ven claramente porque lo viven y lo juzgan para sobrevivir.
El teatro puede ser una herramienta clave para mirarnos la espejo y enfrentarnos con lo que hay, pero cada uno con lo suyo, por favor. Vale ya de héroes de papel mojado.
Quisiera lanzar mi voz contra este texto;Crea consfusión, daña el trabajo de mucha gente que está impulsando el Teatro de la Escucha e invita a no comprometerse y a la deseperación.
ResponderEliminarSólo algunos comentarios:
El método VER - JUZGAR - ACTUAR, que este texto se empeña en difamar, es un método de más de 100 años de historia encarnada en la vida de los pobres (invito al autor de este texto a investigar sobre ello).
El método, como todo método, es un camino para llegar más lejos, para estar en el mundo de un modo responsable, esto es;listo para dar respuesta a los problemas de la realidad. El problema viene cuando no se quiere caminar, para lo cual no te hace falta ningún método.
El VER te premite partir de la realidad (cosa para la que todo ser humano está capacitado sin necesidad de convertirse en un "guru con patas") Hay que partir de lo que son realmente las cosas, no encubrir la realidad (ver lo que me interesa ver, como algunos hacemos cuando nos molesta algo) Dentro del Teatro de la Escucha se desarrollan diversos sistemas para tomar conciencia de la realidad, como són; "El motor del ambiente" o "Itinerarios descalzos"
Jugar; poner en juego nuestro entendimiento para llegar a conocer las causas y las consecuencias que explican la realidad.Aquí aparece nuestra mentalidad, puesto que tendemos a pensar como vivimos. Desde el Teatro de la escucha se desarrollan toda una serie de sisemas teatrales que pretenden poner en crisis nuestra mentalidad; "Teatro Encuentro", "TeatroZero" o el "Teatro Foro" son algunos de ellos.
Finalmente el Actuar; para dejar de ser "hipókritas" y comprometerse con la realidad. Es el momento de concretizar en una acción transformadora. Todo totalitarismo se basa en la cobardía de los "buenos", que miran para otro lado y dejan pasar la vida. El teatro de la escucha, ha servido para que muchas personas descubramos que junto a otros es posible hacer algo. Mediante pequeños pasos, el teatro de la escucha pone en juego sistemas teatrales como "El Contra Goliat" o "El dedo en la llaga" con los que sacudirnos el miedo unos a otros y descubrir la esparanza en la lucha por un mundo más justo.
Es necesario que dejemos de mirarnos a nosotros mimso a través del espejo y medirnos con el sufrimiento de la inmensa mayoría de la humanidad, para así dejar de ir cada uno a lo suyo y ocuparnos juntos de lo nuestro.
Un abrazo,
Alex.
¿Por qué no te metes con los fuertes?